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ABOGADO Y PERITO CRIMINALISTA. ESPECIALISTA EN DERECHO FISCAL.
CÉDULA PROFESIONAL NÚMERO 3895941
LILIANA DE LOS ÁNGELES CEBALLOS VARGAS
ABOGADA. ESPECIALIDAD EN DERECHO DE FAMILIA. MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y GRUPOS SOCIALMENTE VULNERABLES.
CÉDULA PROFESIONAL: 3895929
Somos un grupo de abogados visionarios, cuyo enfoque primordial es obtener resultados óptimos al resolver las necesidades de nuestros clientes. Ofrecemos las mejores soluciones, a través del asesoramiento legal de cada caso. Estamos comprometidos con las leyes y la justicia, ya que sabemos que sin estos dos pilares en nuestra sociedad, nuestra labor carecería de sentido. Sabemos que es importante brindar en cada caso certeza jurídica para quien nos contrata, por ello ponemos a su disposición nuestros conocimientos y mejores talentos. Contamos con un equipo de abogados, peritos y asesores con una amplia experiencia y con especialidad en las diversas áreas del derecho bajo las cuales brindamos nuestros servicios.
- Certificados de Libertad o Gravamen
- Copias Certificadas de Escrituras o Gravámenes
- Constancia de Antecedente del libro R.P.P.
- Busquedas e investigaciones de datos registrales.
REGISTRO CIVIL
- Acta de Nacimiento
- Acta de Matrimonio
- Acta de Divorcio
- Acta de Defunción
- Acta de Adopción
- Búsqueda de Datos Registrales
- Constancia de estado civil de las personas
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DEPENDENCIAS DEL GOBIERNO
- H. Ayuntamiento del Carmen
- Protección Civil
- Agua Potable
- Servicios Públicos.
- PROFECO
- MIGRACIÓN
- INFONAVIT
- Recepción y envío de documentos por medio de correo electrónico previo escaneo del mismo.
- Recepción de correo y mensajería.
- Recepción de llamadas telefónicas y mensajes.
- Recepción de correspondencia física.
- Recepción y diligenciación de exhortos, notificaciones y documentación legales.
- Señalar nuestra oficina como domicilio legal para oír y recibir notificaciones.
- Diligenciamos exhortos en el estado de Campeche.
- Grafoscopia
- Documentoscopía
- Dactiloscopía
- Problemas laborales
- Despidos Injustificados
- Incapacidades
- Contrato Colectivo de Trabajo
- Cuestiones Sindicales
- Recuperación del adeudo de Infonavit al pensionarse.
- Problemas con tu terreno, casa.
- Problema con rentas, hipotecas etc.
- Divorcios de todos tipos
- Acuerdos entre esposos
- Cambio de régimen de casamiento.
- Solicitudes de alimentos
- Consignación de pensiones
- Guarda y custodias de hijos
- Juicios intestamentarios
- Problemas con actas del registro civil
- Cobros de pagarés, cheques, facturas.
- Contratos civiles y mercantiles
- Recuperación de Cartera Vencida
- Cobranza Judicial y Extrajudicial.
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Quién de nosotros no ha escuchado, o dicho cuando menos alguna vez hombres necios…, siguiendo con el verso de la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz. Juana de Asbaje y Ramírez, mujer cabal, comprometida con su talento, prefirió enclaustrarse en una celda de convento a sacrificar su vida. Relegó su destino de mujer que la sociedad y cultura de su tiempo encargaba. ¡Primero monja a mujer casada! Qué valentía la de abrazar el bien a tan temprana época de su vida. A los diecinueve años conoció su primera celda, quizá temerosa, quizá arrepentida en el fondo de la decisión que sería su sino. Considero, sin embargo que una combinación poderosa la subyugaba: temor, curiosidad, sed de conocimiento. La misma sed que la acompañó durante toda su vida, que tantas tardes, días y noches se acomodaba en su garganta, en su pecho, su raciocinio; en la lúgubre decoración de su cuarto, quizá muy frío para nosotros habitantes de esta isla cálida; pero lleno hasta la saciedad de libros –cuatro mil, cuentan las “malas lenguas”–, además, instrumentos musicales, mapas, aparatos de medición y quién sabe qué otros “cachivaches”, dignos de su labor como mujer de ciencia.
Lo que a estas fechas, en este siglo XXI, a cuatro siglos del de ella, aún nos asombra, no por la vastedad de su obra –lo cual ya es digno de valorarse–, sino por la proliferación de su existencia dentro de su vida beata de la que sin embargo, quizá a veces renegaba. En la evidencia de sus poemas eróticos se desprenden una fineza y fidelidad propias de una mujer enamorada, pudorosa. Quién sabe si Inés sufrió de algún infortunio amoroso, lo que es sin duda un hecho es que sabía desdoblarse, esto es: sabía representarse bien dentro del género femenino, con sus extremos y pasiones no disimuladas, a la vez que asumía de manera fiel su vocación religiosa y de mujer entregada al conocimiento. Hasta que un hombre escamoteo su paz; el Padre Vieyra y su sermón “Las finezas de Cristo” le mostraron no con humilde antifaz sino con deliberada soberbia que los patanes también existen en el clero.
Es así que Sor Juana, después de múltiples regaños, decide poner fin a su encomienda en el oficio literario (suponemos también a su dedicación por la ciencia), se decide –inducida, muy posiblemente– a vender sus libros, instrumentos y aparatos con los que contaba y donar el monto a los necesitados. En el año de 1695, contagiada de una epidemia, muere en el Convento de Santa Paula, recinto donde había pasado la mayor parte de su vida.
Juana de Asbaje continúa siendo una figura mítica dentro de las letras mexicanas, por su sencillez, honestidad y su devoción no sólo religiosa –la que hoy se recuerda poco–, sino artística, literaria; poseedora de un ser consagrado al servicio del conocimiento.
Los abogados escriben siempre, y hablan más. La lucha que cada uno entraña es multifacética y de los más variada. Los hay quienes escriben para ganar dinero, quienes inventan historias (o las adecúan). Hay otros, los menos, que escriben sólo porque requieren hacerlo. No les importa si ganan o no ganan. Por supuesto, éstos no son del todo abogados. Son una mezcla extraña que uno se topa y no logra encasillar por ningún motivo. Tienen un poco de policías, de psicólogos, terapeutas, políticos, intelectuales, luchadores sociales, comerciantes, filántropos. A éstos uno los ve a los ojos y no hay límite. Una inmensidad profunda centellea intensamente a través de sus pupilas. Son también, siempre, un poco niños. No todos recordamos serlo.
A veces, admiro un poco a los abogados. Porque han sabido adaptarse, más que otros profesionistas a la rudeza del mundo. Y eso…no es fácil. En las aulas enseñan las leyes, a redactar demandas, a defender puntos de vista, a respetar el derecho, también a saber utilizar de la mejor manera posible los vacíos legales, también aprenden de ética, filosofía, historia, entre otras ramas variadas y algunas veces un poco contradictorias.
Pero…es una lástima cuando los abogados más ingenuos salen de las aulas que los formaron y se enfrentan al mundo. Entonces los despedazan los demás (todos los adultos profesionistas y no, inmersos en el sistema) Una secretaria en una oficina sabe más de la vida laboral que un recién egresado en leyes. Entonces comienza el aprendizaje de la vida legal fuera de clases. Hay que reconocer que unos se adaptan muy fácilmente, como si internamente ya supieran para qué han venido a este mundo. Otros más se adaptan porque no les queda otro remedio. Para eso estudiaron y les costó mucho llegar hasta ahí, con un título. Otros se resignan a medias y piensan un poco en ¿por qué habré estudiado derecho? Pero ya no hay tiempo de pensar porque el mundo laboral te demanda. Entonces llegan las necesidades qué sufragar y las deudas que pagar.
Hay otros, que nunca se resignan y que pelean tontamente cada día de su existencia, por cambiar, por exigirse mirar de otra manera. Hay quienes no han nacido para ser abogados en estas condiciones. Hay quienes se empeñan en ser abogados de causas perdidas y desconocidas. Esos abogados son un poco de todo. Pero ese “todo” los aleja un poco de las demás personas y a veces, curiosamente de sí mismos.
Esos abogados, sin embargo, los que luchan diariamente por no ser parte de la corriente que los empuja, son los abogados que más necesitamos.
No es fácil ser abogado, vivir en vidas ajenas, pelear por otros y discutir cuestiones que nada le incumben. Reclaman la justicia y están absortos en otros problemas. Y en sus ojos hay una pregunta, muchas -a veces-, que no logran responder. Como todos, en eso nos parecemos todos…
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